Ahora ya sí! La Navidad ha llegado, y con ella todo lo que conlleva: las cenas en familia, con los amigos, las comidas, los amigos invisibles, los turrones, los dulces, el árbol, el belén, las luces... Yo no espero la Navidad con gran ilusión, pero tampoco me desagrada, por eso la intento disfrutar tanto como pueda. Una de las cosas que más me gustan es la gran oferta de actividades y propuestas que se hacen con motivo de esta festividad. Muchas de ellas son para niños, pero hay otras para adultos que no tienen desperdicio, sobretodo dentro del ámbito cultural. Precisamente con una de ellas he iniciado estas fiestas, y me ha parecido interesante contárosla, ya que aún estáis a tiempo de poder disfrutar de ella.
La actividad en concreto se trata de una ruta guiada en la que se conjugan dos temas muy navideños: el belén y los dulces típicos de esta época. La empresa Tres Cultura es la encargada de organizar este paseo, junto con el Forn Fondo y el Fornet de sa Soca, los dos en Palma. El objetivo de la visita es conocer el belén abierto al público del convento de las Caputxines de Palma y descubrir, a través de él, cuales eran los dulces típicos de la Navidad mallorquina. Además, la visita incluye dos degustaciones para poder probarlos, gracias a las elaboraciones de los dos hornos que os he mencionado.
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Exterior del Forn Fondo |
La visita se inicia con una degustación de algunos de los turrones del Forn Fondo, elaborados por Pau Llull (cuarta generación de la familia propietaria del horno). Entre los turrones destaca el de Jijona, el cual ha sido premiado como uno de los más buenos de España. A mi el turrón y el dulce en general no me entusiasman, pero os aseguro que este turrón es un pecado. Tiene un sabor espectacular, siendo la almendra la protagonista, y sin ser nada empalagoso. El equilibrio y calidad de sus ingredientes hacen que sea espectacular, os recomiendo que no dejéis de probarlo. Además, en la visita se hace una introducción histórica de este producto, así como del propio horno, uno de los negocios más antiguos de Palma, con más de 100 años de vida.
Después de la primera degustación, un corto recorrido de apenas dos minutos nos lleva hasta el convento de las Caputxines, donde se cuenta un poco la historia del convento y algunas de las partes que se pueden apreciar durante la visita, como su horno, su pozo, el lugar donde se hacían las matanzas del cerdo o el secadero donde se secaban y conservaban determinados alimentos.
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Entrada del convento de las Caputxines de Palma |
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Vista del patio del convento de las Caputxines de Palma |
Antes de pasar a visitar el pesebre, la visita incluye la explicación de algunas piezas que después son reproducidas en el belén en forma de miniatura, como platos, vajillas y otros recipientes para transportar alimentos. En relación con ellos, se hace referencia a la vida conventual y a los productos que eran donados y elaborados en el convento durante las Navidades, como los roscones, los mantecados o las galletas. Se puede observar también la reproducción de escenas bíblicas en las que aparecen elementos de mesa como platos de cerámica de Valencia o recipientes de cristal.
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Parte de la colección de piezas que se conservan en el convento |
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Escena que representa a Jesús en casa de Marta y Maria, con elementos de cerámica y cristal en miniatura |
La parte central de la visita es el belén de las Caputxines, el cual se sitúa en un espacio que fue concebido expresamente para la colocación de las piezas, y es cerrado con dos puertas pintadas con las escenas de la Natividad y la Huída de Egipto, del siglo XVIII. Estas puertas se mantienen cerradas durante gran parte del año, ya que se abren solo para exponer y mostrar el belén durante la Navidad.
La figuras que forman el belén son de diferentes épocas y estan hechas con materiales diversos, desde tela encolada, cerámica o madera. Algunas eran realizadas por las monjas del convento pero otras eran donaciones de particulares. Además de la escena principal del nacimiento con la Virgen, el niño y San José, se colocan figuras que representan a pastores y pageses (el típico campesino mallorquín).
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Espacio donde se situa el belen |
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Una de las puertas que cierra el espacio del belén, con la escena de la Natividad |
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Detalle de la escena principal del belén. |
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Detalle de dos pageses con la vestimenta tradicional mallorquina |
El belén permite no solo reconocer detalles de instrumentos y piezas típicas del ámbito doméstico mallorquín, también se pueden contemplar otros elementos típicos, como la vestimenta o algunas construcciones arquitectónicas. Algunas de las figuras más destacadas son las de los tres Reyes Magos, ataviados con exóticas telas y tocados.
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Detalle de uno de los Reyes Magos |
La visita finaliza en el Fornet de sa Soca, a escasos minutos andando. Allí el repostero y panadero Tomeu Arbona ofrece una degustación de productos que elabora gracias a la recuperación de recetas antiguas mallorquinas, muchas de ellas sacadas de los propios conventos. Dátiles rellenos de pasta de almendra, mantecados, galletas... todo riquísimo. Además, no os podéis perder la visita al horno, del cual os puse un post hace ya unos meses. Lo podéis recordar en este link.
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Tomeu Arbona con su propuesta de degustación |
Si queréis pasar un rato con amigos o familia, como fue en mi caso, realizar una actividad diferente, aprender aspectos escondidos de la tradición mallorquina y hacer una degustación de dulces de aúpa, os recomiendo que no os perdáis este paseo gastronómico diseñado por Tres Cultura. Durante estas Navidades han propuesto unos días concretos para realizar la visita, y podéis reservar en la página web de passejades gastronòmiques (os dejo el link). El precio son 15€ por persona, y la visita dura entre hora y media y dos horas. Si sóis un grupo de mínimo 10 personas os pueden hacer una visita el día que queráis, siempre que tengan disponibilidad.
Desde mi punto de vista, a parte de descubrir, probar y compartir, esta visita contribuye a la difusión y apoyo de negocios familiares con largo o poco recorrido, pero que elaboran un producto de calidad, tradicional y con fundamento. Es decir, de esos sitios en los que entras y te sientes "como en casa", de esos que de cada vez quedan menos, pero de los que más se necesitan.
Solo me queda desearos una feliz Navidad, y esperar que el año nuevo traiga más propuestas como esta, que pongan en valor la cultura y tradición de Mallorca. Por mi parte, intentaré hacerme eco de todas ellas y acercároslas a través del blog y redes sociales para poner mi granito de arena a la valoración y conservación de nuestro patrimonio. Molts d'anys a tots! (es decir, felices fiestas!).